Gravidez mortal
Estaba convencida de que los hijos no pueden cambiarse. Están hechos desde la aurora de la simiente y son de una factura u otra según la manera en que fueron hechos. Son irreversibles y un fiel espejo del proceso que los originó. El vínculo entre los padres es la escritura de la persona que se principia en un instante de lubricidad. La ausencia de vínculo en un instante de sequedad también puede principiar. Hay una hermosa condena en el vientre y en la vida que se le introduce. En el estilo de la creación están las claves. Es el proceso creativo de la obra el que la define: si procreas con alegría, si lo haces con pena, por inercia, si es un ejercicio mecánico, si es desafecto, involuntario, errado, o las emociones traen borrascas o luz, bienvenidas y despedidas, a la cama, al coche, a la bañera o dondequiera esté el jardín, sobre la cespedera o mar adentro, en un barco de nupcias o en un portal adolescente. Los lugares, la alineación de los cuerpos, la intensidad del encuentro reporta el fruto, lo define. Casi es la cópula el momento en que los padres dejan de ser padres y pasan a ser autores –ya está hecho, creado, cabe esperar–, aunque ellos ni siquiera sepan que lo son o estén por serlo. Tampoco imaginan el grado de autoría que se les depara, tampoco lo imaginan quienes dejaron de ser primerizos. Algunos se esforzarán, intentarán rehacer a sus hijos. Se servirán de los medios de que dispongan, ganas, dinero, voluntad, familia, moral. Amor. Intentarán moldearlos pero no obstante apenas nada puede revertirse. Ellos no tienen esa capacidad, ellos no son tal cosa. Son artistas que contemplan el desarrollo de su obra. En cómo los artistas hacen a los hijos está la explicación de que sean útiles o una rémora.
Si bien no me lo explicó con esta ligereza, así fue como lo entendí. Era uno de sus temas favoritos. Le encantaba darle vueltas por si había algo que se le había escapado, un pequeño detalle, y de vuelta a reconstruir una teoría que siempre era igual a la antecedente y a todas las anteriores. Ella realmente creía que en su vientre se bosquejaba la tela de una hermosa obra. También me hice suyo por eso.
