Obambou

Obambou tiene once años y quiere ser atleta, un gran campeón. Este año ha ganado el campeonato provincial de medio fondo y se prepara para ingresar en el centro de alto rendimiento de la capital. Después de una gran temporada, su entrenador le pide que entrene duro durante las vacaciones para las pruebas de septiembre.

Obambou veranea con su familia en Togo, donde planea dedicar mucho tiempo a sus entrenamientos. Sin embargo, todos los días, después de desayunar, sus padres lo envían a casa de sus abuelos, que está a siete kilómetros. Obambou recorre la distancia por el campo a buen ritmo, y al llegar ayuda a su abuelo en la huerta. La mañana se le pasa volando, y al terminar de comer descansa bajo la sombra de una acacia. Luego vuelve a su pueblo, tan agotado que cae rendido después de cenar. Obambou sabe que los días laborables no va a tener tiempo para entrenar, pero el fin de semana no es mejor: el sábado acompaña a su padre al pozo de agua y los domingos la familia se reúne y va a misa. En la iglesia reza por que las pruebas le salgan bien, al tiempo que transcurren las semanas y disimula su desánimo.

Al regresar a España se celebran las pruebas y pulveriza el mejor registro de la comunidad. Obambou está incrédulo y pletórico, no se explica cómo ha podido ganar sin entrenar, es un misterio: entonces recuerda sus oraciones de los domingos, y sonríe al hallar una explicación.